martes, 24 de diciembre de 2019

NEUROCIENCIAS Y NEOLIBERALISMO





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Reseña de

 La quimera de la creatividad. La deriva ideológica de la neurociencia creatividad

Daniel Inglada, Manuel Villar y Oriol Leira

Barcelona: Editorial Icaria, 2019, 117 páginas.

 Escrito por Luis Roca Jusmet

  Michel Foucault propuso una manera interesante de entender la filosofía: como una ontología de la actualidad. El libro que nos ocupa hay que situarlo en esta dimensión. Los tres autores, que forman parte de la Asociación Filòsofs de la Gleva, nos ofrecen un análisis coral de lo que significa hoy el imperativo de la creatividad. ¿Por qué nos presionan tanto por ser creativos y nos culpabilizan por no serlo? Porque, como bien señala el ensayo, la creatividad es una cortina ideológica detrás de la cual puede haber únicamente una cortina de humo, un semblante, una apariencia detrás de la cual se esconde una sociedad efímera, precaria y conformista. Todo ello conformando una ideología, y aquí seguiremos a Marx, que lo que pretende es legitimar el capitalismo tal como lo define el neoliberalismo.
 El otro gran tema del libro es, como dice el subtítulo, “la deriva de la neurociencia”. Siguiendo lo que plantea el sociólogo anglofoucaultiano Nikolas Rose, estamos pasando de una sociedad obsesionada por la mente (la del poder de los psicólogos) a otra obsesionada por el cerebro (la del poder de los neurocientíficos). Desde una opción fuerte que identifica la mente con el cerebro se está proponiendo que podremos ir modelando nuestro cerebro a la carta. La paradoja es sin esto nos llevará, como dicen los autores siguiendo al filósofo Markus Gabriel, a un determinismo que niegue la libertad y la responsabilidad, o bien (como sugiere Nikolas Rose) a una idea en que cada cual ( el que se lo pueda pagar, claro) podrá diseñar un cerebro según sus deseos. Es decir, que aparentemente seremos libres de tener el cerebro que se conforme a nuestros deseos. Lo cual significa ( en la medida en que identificamos la identidad personal con nuestro cerebro) que podemos decidir nuestra identidad. La pregunta es, entonces, quién decide quienes queremos ser. Como sugieren los autores siguiendo una sugerencia de Nietzsche, la creatividad (“inventémonos a nosotros mismos”) va ligada a la credulidad. Y es el Otro social el que está decidiendo por nosotros. También aquí recojo su sospecha de bajo la retórica de la máxima libertad podemos encontrar la máxima manipulación, porque es la misma idea de verdad la que puede sacrificarse.
 En cualquier caso, y en esto coincido totalmente con el sentido del libro, esta ideología tiene como consecuencia la reducción de nuestra mente a un puro entramado neuronal en el que no cabe el pensamiento crítico.
 El libro está estructurado en cuatro capítulos. Se intuye que los tres primeros están escritos por cada uno de los autores, pero está bien que no los firmen individualmente para insistir en su carácter coral.. Democratización, paradojas y dispositivos de la creatividad son tratados de una manera ágil y sugerente. Se señalan los tres ámbitos donde se aplica esta ideología de la creatividad : familia, escuela y empresa y los efectos que tienen en ellos y en la sociedad en general. 
El cuarto si parece más la puesta en común de una conversación a tres e incluye unas reflexiones finales que incluye un epílogo ( a modo de conclusión) y unos matices sobre el tema de las neurociencias, para el que aplican muy certeramente el término “nudo gorgiano”.

miércoles, 19 de junio de 2019

LO COMÚN CONTRA EL NEOLIBERALISMO

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El ser neoliberal

Christian Laval y Pierre Dardot. Edición a cargo de Enric Berenguer´

Gedisa : Barcelona, 2018

 Escrito por Luis Roca Jusmet


 Christian Laval y Pierre Dardot son dos potentes pensadores franceses que han profundizado en el neoliberalismo, por un lado, y han intentado abrir nuevos horizontes en la izquierda a partir de la noción de “lo común”. La editorial Gedisa ha publicado varias traducciones de sus libros más representativos: “La nueva razón del mundo”( 2013), “Común” ( 2015), “La pesadilla que no acaba nunca” (2017) y “La sombra de octubre” (2017). En esta ocasión el psicoanalista Enric Berenguer conversa con ellos, que también tienen una cierta influencia de Jacques Lacan, en un diálogo tan inteligente como denso. Después de una sugerente introducción, el psicoanalista lacaniano, les plantea una serie de preguntas. La primera es sobre la noción de post-humano, que supera justamente el presupuesto del discurso científico y del sistema capitalista, que era el del homus economicus. Esta ficción, liberal y utilitarista, se desplaza en el neoliberalismo hacia el hombre empresa. Pero va más allá con la figura del transhumanismo, propio de la neuropolítica. La muerte se plantea como algo superable. Pero en un contexto en que la salud es un capital, una inversión. Aquí se ve la influencia que tuvo Michel Foucault, con su conceptualización de la biopolítica, sobre los autores. Pero lo que hace el neoliberalismo es abrir nuevas formas de subjetividad, de la que muchos se consideran excluidos o simplemente no se identifican con ellas. Es mucho más que una alternativa económica y política. Es una manera de estar en el mundo. El neoliberalismo es una ideología en el sentido más profundo del término: una manera de pensar, de desear, de sentir, de verse a sí mismo y a los otros. Pero una forma de estar en el mundo de la que muchos son excluidos. Por esto aparece como síntoma y reacción el fundamentalismo, tanto el religioso como el nacionalista. Es la manera más simple y negativa de reaccionar contra la globalización neoliberal. Es una opción identitaria que se apoya en valores conservadores, que divide a los afectados por los efectos de este capitalismo depredador y que privatiza los problemas.
 La otra cuestión que plantean Laval y Dardot es la de una renovación del discurso de la izquierda. Lo hacen a partir de la introducción de la noción de “lo común” como algo diferente de lo privado pero también de lo estatal. La izquierda ha sido demasiado estatista y no ha sido capaz de recoger y potenciar una tradición jurídica de lo común diferente de lo estatal. Hay experiencias concretas de gestión de lo común a nivel municipal y en esta línea hay que avanzar. O incluso los Creative commons de propiedad intelectual son un ejemplo de ello.
 Lo cual necesita una revolución cultural muy profunda. Esto lo hizo en los años 70 la derecha con el neoliberalismo. Pasa por la superación del marxismo y de su ideal de una sociedad sin conflictos. La idea de lo común y del derecho vinculado a él puede ser un camino.