Escrito por Luis Roca Jusmet
Michel Foucault, como es
sabido, orienta sus últimas investigaciones hacia lo que él llama
el cuidado de sí. Es una propuesta ética, entendiendo la ética
como la práctica de la libertad. Es también un intento de entender
como la verdad transforma al sujeto. La sociedad moderna plantea un
saber que es ajeno al sujeto. A Foucault le interesa, un cambio, una
verdad transformadora. Una verdad que tenga una dimensión ética.
Pero no porque sea la aplicación de un saber sino porque esta verdad
es en sí transformadora de la mirada, la actitud y la conducta del
propio sujeto. Foucault vuelve a los antiguos para aprender de ellos
en este sentido, no para repetirlos.
En una entrevista le
preguntan a Foucault si, finalmente, no está planteando lo mismo que
la psicología humanista. La psicología humanista es una corriente
de psicología que apareció en EEUU en los años sesenta como una
opción transformadora del individuo, como una propuesta de
crecimiento personal y autorrealización. Foucault siempre mantuvo
una postura radicalmente crítica contra cualquier formulación de
humanismo, que siempre le pareció tramposa. Su escepticismo crítico
le mantuvo también siempre alejado de este tipo de propuestas. En la
entrevista Foucault dice que el trabajo interior que ha acabado
defendiendo, las tecnologías del yo que reivindica no tiene que ver
con este tipo de planteamientos. Lo que le diferencia radicalmente es
que, a diferencia de estos, Foucault no busca la autenticidad. La
crítica de la autenticidad también le permite desmarcarse de otro
de sus enemigos : Jean-Paul Sartre.
Me ha interesado esta
demarcación que señala Foucault y justamente la lectura de la
transcripción de su seminario La hermenéutica del sujeto me
ha permitido profundizar en la cuestión. En este estudio Foucault
describe la diferencia entre los ejercicios espirituales que se
plantean en el helenismo y en el cristianismo. En el helenismo
transforma las relaciones con el mundo porque la verdad que ha
asimilado le hace entenderlo de otra manera. Somos parte de la
naturaleza y su comprensión nos transforma. Las prácticas del yo
son los ejercicios que hacemos para vivir mejor en este mundo del que
formamos parte. Entender lo que pensamos, sentimos o hacemos es parte
de la comprensión de este proceso global del que formamos parte. Nos
ayuda a ser libres en el sentido de no esclavizarnos a nuestras
pasiones. Nos permiten distanciarnos de ellas. Superamos el yo en la
medida que rompemos la ilusión de que es una entidad
independientemente. No nos miramos a nosotros mismos, miramos el
mundo para conocerlo y así conocernos. De esta manera construimos
una identidad, un estilo de vida, una estética de la existencia.
Como parte del Todo. Es en la perspectiva de pájaro,en la que vemos
todo, incluso nosotros mismos, desde la globalidad, desde donde
podemos liberarnos de nuestras pasiones y de los efectos de las
adversidades. Aquí Foucault confluye plenamente con Pierre Hadot.
Pero el cristianismo se base en que
hemos de descifrara el yo para renunciar a él. Hemos de buscar lo
que somos, la verdad oculata sobre nosotros mismos. Nos constituimos
como el objeto de conocimiento de nosotros mismos. Nos confesamos y
nos sentimos transformados en la redención. Nos decimos y decimos al
otro nuestros pecados y así nos purificamos. En la psicología
humanista funciona, sobre todo, esta búsqueda de la autenticidad,
este ir al fondo de una supuesta verdad interna para descubrirnos.
Sería, por tanto, más herencia del cristianismo que del helenismo.
No hay nada que descifrar, no hay nada que descubrir, no hay ningún
yo auténtico. Esto es lo que nos enseña Foucault y lo hace
diferente a todas estas propuestas basadas en la confesión y en la
redención.
Analicemos el ejemplo de Claudio
Naranjo para contrastarlo con Foucualt.. Naranjo forma parte de la
misma generación de Foucault, ya que nació en 1932, seis años más
tarde que él. Naranjo es chileno y forma parte de otra tradición
cultural, aunque podríamos decir que pueden tener algo en común.
Los dos se acercan criticamente a la medicina y la psicología. Los
dos mantienen una posición crítica con la sociedad burguesa.
Seguirán trayectorias que no tienen nada que ver. Claudio Naranjo
está inscito plenamente en la Escuela Gestalt, que es una de las
escuelas más importantes en la psicología humanista contemporánea.
Claudio Naranjo se, presenta, al contrario que Focault, como un guía
espiritual. Ambos tienen carisma pero de diferente manera. Foucault
no se presenta nunca de esta manera. No tiene ninguna vocación
profética, al contrario que el anterior. No promete nada.
En uno de los últimos libros que
patrocina, publicado el año 2012 se titula 27 personajes en busca
de su ser. Viene a ser como una
confesión pública de 27 psicoterapeutas reconocidos como discípulos
por Claudio Naranjo. Dice la contraportada " el libro es un
ejercicio de transparencia colectiva en la que los autores se
desprenden d ela máscara del ego." El problema es que el ego e
suna máscara. Una máscara que ni podemos ni debemos sacarnos. Por
la sencilla razón que somos esta máscara. No hay nada detrás.
Frente a esta propuesta propongo otra, en la línea de Foucault y
formulada por Marco Aurelio "Talla tu máscara". Lo que
quiere decir, construye tu yo, tu carácter y hazlo de la mejor
manera posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario