domingo, 17 de mayo de 2020

NIKOLAS ROSE : GOBERNANDO INDIVIDUOS EMPRENDEDORES

El gran trabajo de @ilacami_ para «La... - Pólvora Editorial ...


Escrito por Luis Roca Jusmet

 La imagen más potente del neoliberalismo es la del "sí mismo" emprendedor. Lo es porque se basa en un aspecto de la visión que tiene el hombre contemporáneo de sí mismo, que es la de un un sujeto libre y responsable de sío mismo y de la vida que ha elegido. Un ser subjetivo que busca su realización personal. Los apoyos a este proyecto lo encontramos en los expertos en la subjetividad, formados en todas las disciplinas "psi". Michel Foucault sugirió que hemos de entender las formas de subjetivación con las del poder. Pero no entendiendo el poder como algo que se opone al sujeto, sino como algo que atraviesa todas las prácticas que le conciernen. Las relaciones de poder crean y modelan los sujetos. Podemos explorar estas relaciones en tres dimensiones interconectadas. La primera, la política, fue denominada por Foucault, "gubernamentalidad". Es el conjunto de nociones, cálculos, estrategias y tácticas a través de las cuales diversas autoridades han querido intervenir en la vida de cada uno para llevarlos a su bienestar. La segunda es la institucional, que opera en los diferentes lugares en los que nos movemos y donde operan las tecnologías humanas. La tercera es la ética, que es la manera como el sujeto se evalua a sí mismo a partir de un dterminado proyecto ético que ha elegido. esta actuación sobre sí mismo se establece a partir de una serie de criterios : verdadero/falso; deseable/indeseable; permitido/prohibido.
 La cultura empresarial cada vez abarca más estos tres ámbitos. Es un modelo que permite entenderlos en términos de costes y beneficios, de inversiones y de recursos y todo ello entendido en relación a un proyecto. Lo empresarial es potente para la racionalidad política de los gobiernos liberales.
 La cultura terapéutica del "sí mismo" ha sido uno de los elementos más característicos de la época que vivimos. El sujeto debe convertirse en su propio empresario para maximizar su capacidades, ser feliz y mejorar su autonomía. Lo terapéutico ha subjetivado lo cotidiano, incluido el trabajo. La ética empresarial queda integrada en esta cultura terapéutico. El trabajo pasa a ser una parte de esta autorealización personal: creatividad, innovación, productividad, eficiencia. Incluso el desempleo se plantea como un reto activo de encontrar un buen empleo. 
 Lo mismo pasa con el consumo, pasando a ser consumidores responsables. Finalmente, con la familia ocurre lo mismo: cada cual elige el modelo que más le conviene.
 Lo que queda excluido, es decir los marginados que no pueden responsabilizarse de sí mismos, deben entonces ser cuidados por la comunidad y/o controlados por el poder policial.
 Todo este análisis formaría parte de lo que Michel Foucault llamaba "una ontología del presente", que es la de entender como hemos llegados a la subjetivación contemporánea. Rose plantea que su objetivo no es denunciar esta forma de subjetivación ética, sino de abrir un especio crítico sobre ellas. Entender que estamos en un terreno ético-político que va más allá de las dioferencias entre izquierda y derecha, que es la de la gubernamentalidad liberal. Que lo que hace es internalizarnos la necesidad de ser sujetos libres y autónomos pero desde una red compleja de expertos que nos van imponiendo unas determinadas nociones y tecnologías que son, en gran medida,  las de la cultura empresarial.

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